En momentos cuando los remakes cinematográficos están a la orden del día, y que la calidad de éstos generalmente va desde los malos hasta los pésimos, decir que el de A Nightmare on Elm Street no es ofensivo a las sensibilidades de aquellos que crecimos expuestos a las filosas garras del maniático “Freddy Krueger” podría ser su mayor elogio.
El filme casi sigue al pie de la letra las incidencias del original, dirigido en 1984 por Wes Craven, aunque esto no es necesariamente algo bueno. Mientras que por un lado se aprecia la reverencia del director Samuel Bayer y los guionistas Wesley Strick y Eric Heisserer al indiscutible clásico del horror, por el otro es lamentable que los cineastas no hayan intentado innovar el material para dar inicio a una nueva y distinta serie de películas del quemado psicópata que habita en las pesadillas. Si bien es cierto que el guión le ofrece un poco más de trasfondo a “Freddy” -junto a un ángulo que cambia por completo al personaje- la verdad es que no lo aprovechan lo suficiente como para llevar la historia por un camino diferente.
La trama comienza tal y como en la original: los sueños de los adolescentes de la calle Elm han sido invadidos por una siniestra figura que los atormenta. Con su rostro desfigurado y su mano derecha cubierta por un guante con navajas, el daño físico que éste les hace en sus pesadillas se transfiere a la vida real; si te matan mientras estás dormido, jamás despertarás.
Los jóvenes comparten sus historias entre ellos y encuentran el elemento en común: el misterioso hombre que los quiere asesinar y los conoce por nombre y apellido. Descubren que se llama “Freddy Krueger” y su pasado está ligado al de ellos, aunque no recuerdan cómo. Averiguarlo significará indagar en los secretos que guardan sus padres y que revelarán traumas escondidos de su niñez.
El filme casi sigue al pie de la letra las incidencias del original, dirigido en 1984 por Wes Craven, aunque esto no es necesariamente algo bueno. Mientras que por un lado se aprecia la reverencia del director Samuel Bayer y los guionistas Wesley Strick y Eric Heisserer al indiscutible clásico del horror, por el otro es lamentable que los cineastas no hayan intentado innovar el material para dar inicio a una nueva y distinta serie de películas del quemado psicópata que habita en las pesadillas. Si bien es cierto que el guión le ofrece un poco más de trasfondo a “Freddy” -junto a un ángulo que cambia por completo al personaje- la verdad es que no lo aprovechan lo suficiente como para llevar la historia por un camino diferente.
La trama comienza tal y como en la original: los sueños de los adolescentes de la calle Elm han sido invadidos por una siniestra figura que los atormenta. Con su rostro desfigurado y su mano derecha cubierta por un guante con navajas, el daño físico que éste les hace en sus pesadillas se transfiere a la vida real; si te matan mientras estás dormido, jamás despertarás.
Los jóvenes comparten sus historias entre ellos y encuentran el elemento en común: el misterioso hombre que los quiere asesinar y los conoce por nombre y apellido. Descubren que se llama “Freddy Krueger” y su pasado está ligado al de ellos, aunque no recuerdan cómo. Averiguarlo significará indagar en los secretos que guardan sus padres y que revelarán traumas escondidos de su niñez.