México.- En su lucha contra la creciente obesidad infantil, México ha resuelto prohibir la venta de alimentos chatarra en las escuelas, incluidas las golosinas con las que han crecido varias generaciones de niños.
Además de las sodas y golosinas modernas, la veda se extiende a bocadillos tradicionales como el dulce de tamarindo con chile, los chicharrones y el atole, una bebida de maíz que se sirve caliente por las mañanas y las noches.
Las normas para combatir la obesidad presentadas el miércoles por las autoridades de salud y educación prohiben las "tortas" —los enormes y grasientos sándwiches de carne populares en todo México— salvo en versiones "light": con frijoles, aguacate y queso, o pollo con verduras. En cuanto a tacos, burritos y ensaladas, sólo se permitirán los bajos en grasas.
El Departamento de Salud espera que las normas entren en vigencia para el próximo período escolar, que comienza en agosto. Aún resta la aprobación de un comité de expertos y revisores. Las normas abarcarían a los 25 millones de estudiantes en las 220,000 escuelas primarias y medias, tanto públicas como privadas.
El presidente Felipe Calderón lanzó en enero una campaña nacional contra la obesidad, señalando que la incidencia del mal entre los jóvenes se ha triplicado en los últimos 30 años. "Desgraciadamente, somos el país con el mayor problema de obesidad infantil de todo el mundo", dijo en esa ocasión.
Unos 4.5 millones de niños mexicanos entre los cinco y 11 años de edad y el 26% de todos los niños tienen problemas de sobrepeso.
Los especialistas lo atribuyen, entre otras razones, a la invasión de sodas y alimentos chatarra de tipo estadounidense. La fruta condimentada con sal y jugo de lima, así como los jugos de fruta han sido desplazados por las comidas envasadas.
El problema es tanto mayor por cuanto existe entre los 107 millones de mexicanos una propensión genética a la diabetes.
La mayoría de las escuelas mexicanas no tienen comedores. Por eso, desde hace décadas, los niños acuden a los puestos de los vendedores de golosinas en los terrenos de la escuela.
Bajo las nuevas normas sólo se podrá vender agua, saborizada pero sin azúcar, o jugos puros de fruta, o leche baja en grasas.
Salvador Torres, directivo de la Cooperativa Pascual, fabricante de la clásica bebida escolar Boing!, frutosa y azucarada, dijo que las nuevas normas son desconcertantes.
"Los niños quieren el dulce", dijo Torres. "Los mismos niños dicen, ’esto no me gusta, no es Boing!’. No van a dejar de pedirlo".
El secretario de Salud, José Angel Córdoba, dijo que el consumo de frutas y verduras ha bajado 40% en los últimos 10 a 15 años, en tanto el de bebidas edulcoradas aumentó entre el 40 y el 50%.