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    Cómo lidiar con la gente que no para de hablar

    jimo
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    Mensajes : 455
    Fecha de inscripción : 23/01/2010
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    Cómo lidiar con la gente que no para de hablar Empty Cómo lidiar con la gente que no para de hablar

    Mensaje por jimo Mar 1 Jun - 2:47

    Cómo lidiar con la gente que no para de hablar Thumbnaill-1


    El escritor puertorriqueño Edgardo Sanabria Santaliz lo ilustró twilgihtzónicamente en su relato Cháchara, parte de la colección de cuentos titulada Delfia, cada tarde. En Cháchara, el personaje principal encuentra su infierno en el gallinero donde queda atrapado -se sobreentiende que por toda la eternidad-, mientras una señora parlanchina lo martiriza con su parloteo incesante.




    Claro que, nadie lo ilustró mejor ni más elocuentemente que el personaje de “Quico” en El Chavo del ocho, cuando exclamaba desesperadamente “Cállate, cállate, que me desesperas”, cada vez que el propio “Chavo” o la “Chilindrina” lo sacaban por el techo.
    Y es que pocas cosas nos sacan más de tiempo que una persona que no para de hablar y que, la mayoría de las veces, nos habla de cosas que no nos interesan o que ya conocemos o que no compartimos en absoluto.




    “Es agobiante”
    Así lo describe la Dra. Carmen Márquez Pérez, psicóloga clínica, al referirse a un encuentro con esas personas -que, con frecuencia, suelen ser compañeros de trabajo o vecinos- “que no saben cuándo dejar de hablar. Muchas veces”, continúa explicando la experta, “estamos haciendo algún proyecto de urgencia y esta persona sigue y sigue hablando. Se antoja de explicarnos -con lujo de detalles- todos los eventos que han transcurrido en su día y los que van a acontecer. Estas personas hablan casi siempre sin ton ni son, sólo por hablar y sin decir nada que valga la pena de oír”. Y lo que es peor, señala la doctora, “muchas veces son indiscretos y murmuradores”, y con su cháchara incesante, “pueden hasta arruinar nuestra productividad y el día de trabajo”.
    ¿Es posible “torearlos”?
    Desde luego, a veces uno se siente como un torero, tratando de esquivar las “cornadas” del hablador que nos persigue como un mismísimo toro para embestirnos con su verborrea. Pero, si uno aprende a reconocer su modus operandi, de acuerdo con Márquez Pérez, aunque muchas veces uno no puede predecir, con exactitud, quién resultará ser un cotorreador incesante, “al menos uno puede aprender a reconocer los rasgos más notables de su personalidad”.
    No los confundas
    Establece Márquez Pérez que, “según los tratados de psicología, existen diferentes tipos de personalidades. Una de ellas es la personalidad extrovertida”. Y, aunque extrovertido y cotorreador no necesariamente son lo mismo, invariablemente, la persona parlanchina es extrovertida.
    Este tipo de persona puede reconocerse en el trabajo, por ejemplo, “porque posiblemente tenga su escritorio en desorden”. Además, “muchas veces, no termina los trabajos a tiempo, distrayéndose con nuevos proyectos”. En otras palabras, suele confundir lo importante con lo urgente.
    Más aún, este tipo de persona comunica sus ideas con excesivo entusiasmo y toma decisiones casi impulsivas. “Le encanta entretener a sus compañeros de trabajo y tiende a identificarse por su alta sociabilidad, porque es atrevida en situaciones sociales y porque siempre tiende a buscar compañía”.
    Del mismo modo, las personas compulsivamente habladoras “evitan la soledad y constantemente experimentan emociones positivas tales como alegría, satisfacción y excitación”. De modo que, como necesitan sentirse acompañadas todo el tiempo, necesitan, igualmente, de constantemente estimulación. Por eso, como muchos hemos podido comprobarlo en carne propia, hablan en voz alta para que escuchemos sus “ocurrencias” y nos buscan constantemente la mirada para “engancharnos”.
    Por contraste, una persona introvertida tiende a ser más reservada, reflexiva y cautelosa, y opta por ejecutar sus tareas casi siempre en solitario.
    Uno se diferencia de la una o de la otra en el grado en que presente más o menos cada uno de los rasgos. Los parlanchines, por su parte -según explica la psicóloga-, “tienden a experimentar niveles altos de ansiedad, preocupación, tensión y sentimientos de miedo. Por el contrario, las personas con niveles bajos de ansiedad tienden a ser estables emocionalmente, siendo individuos seguros de sí mismos y tranquilos”.
    Un poco de comprensión
    Aunque ello no signifique que les hagamos caso todo el tiempo o que, por no herir sus sentimientos, no seamos capaces de ponerle freno a su cotorreo, los habladores incesantes no son así porque sí. Explica la Dra. Márquez Pérez que “cómo nos comportamos depende de la situación en que nos encontremos y de cómo seamos.
    Nuestra personalidad determina, al menos en parte, cómo reaccionamos ante una situación, pero nuestra conducta viene determinada por la interacción entre factores biológicos, factores ambientales y nuestra personalidad. Por tanto, no podemos descartar el que algunas personas pueden presentar los trastornos de personalidad” que no sean de nuestro agrado, sobre todo, en nuestra área de trabajo.
    Sin embargo, la solución está al alcance de nuestras manos y siempre y cuando reconozcamos las diferencias entre personalidades, y la existencia de personas emocionalmente no saludables, “se nos hará más cómodo el buscar estrategias para manejarlas”.
    ¿Y cómo bregamos con ellos?
    Por nuestro bienestar, la Dra. Carmen Márquez Pérez, psicóloga clínica, sugiere algunas estrategias para lidiar con las personas que hablan constantemente.
    -Trata de evitar a esas personas que te quitan la paz o que interfieren con tu armonía y tu capacidad de producción.
    -Practica los estilos de comunicación eficientes. Sé asertivo y expresa lo que sientas sin hacerle daño a nadie. Por ejemplo: “Me gustaría escucharte, pero en estos momentos se me hace bien difícil porque tengo que terminar mi trabajo” o “Tengo un límite de tiempo para terminar lo que estoy haciendo. ¿Podemos hablar luego?”.
    -Si la persona habladora está a un nivel por encima del tuyo, puedes practicar la paciencia y la tolerancia. Haz ejercicios de relajación para aliviar la tensión que produce este tipo de intercambio.
    -Responde con firmeza y evita aguantar las cosas, callando. Sé sincero con pocas palabras.
    -Practica técnicas para manejar el coraje. “Para… piensa…. y actúa”. Este tipo de técnica nos permite tener controles y evaluar las consecuencias antes de decir algo que nos haga daño o que le haga daño a la otra persona.
    -Practica el lenguaje emocional, expresando las emociones adecuadamente.
    -Identifica la emoción que te está causando la conducta de esa persona habladora y ponle nombre para que así puedas manejarla mejor. Por ejemplo: “Ya no aguanto más a esa persona; estoy sintiendo coraje”.
    -Si tu paciencia está al borde de explotar, busca de inmediato a un mediador.
    Más información
    La Dra. Carmen Márquez Pérez es psicóloga clínica con práctica en San Juan. Para más información, llama al 787-289-8686 o al 787-922-0858.

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